sábado, 23 de mayo de 2015

24 DE MAYO MARIA AUXILIADORA

Sábado, 23 de mayo de 2015

María Auxiliadora

SERMÓN DE SAN JUAN BOSCO

          Hermanos: “María ama a la juventud, y por lo tanto ama y bendice mucho a quienes se dedican a hacer bien a los jóvenes. Porque Ella es Madre, y las madres se preocupan más por los hijos más pequeños que por los adultos; porque los pequeños son más inocentes; porque los jóvenes están en mayor peligro de ser engañados y ser llevados hacia los vicios.



         Sabiendo pues que la Madre de Dios os ama tanto, escuchad con atención lo que os voy a decir: “Si queremos gracias y favores recurramos a María, recemos a María; pero para que Ella interceda por nosotros es necesario demostrarle nuestra verdadera devoción en tres cosas:
Evitar a toda costa el pecado y procurar mantenerlo siempre alejado de nosotros. Nada hay que nos pueda hacer más daño y que disguste más a nuestra Señora y a su Santísimo Hijo, que el pecado.


         Una vez había un joven que ofrecía a la Virgen oraciones, obras buenas y limosnas, pero no se apartaba de ciertos pecados. Y una noche vio en un sueño que la Virgen Santísima se le aparecía y le presentaba una bandeja con las más bellas y atrayentes frutas pero todas cubiertas con el trapo sucio con la que se habían limpiado las llagas de un enfermo. La Virgen decía: “Recibe las frutas y come”. Pero el joven le contestó: -“Señora las frutas son muy hermosas, pero el trapo con que están cubiertas es tan asqueroso, que no me atrevo a recibir estas frutas porque me vomitaría”. Entonces la Reina del Cielo le respondió: “-Así, son las ofrendas y oraciones que tú me ofreces: muy bellas y atrayentes, pero vienen todas cubiertas con un trapo horrible: esos pecados que sigues cometiendo y que no quieres dejar de cometer”. –Al día siguiente el joven se despertó muy preocupado por este sueño, pero desde ese mismo día dejó las ocasiones de pecar y abandonó definitivamente esos pecados que tan antipática hacían su vida ante Nuestro Señor.


         La segunda condición para que nuestra devoción a la Santísima Virgen sea verdadera es IMITARLA EN SUS VIRTUDES, especialmente en su gran caridad y en su gran pureza. Una devoción a María que no consiga un mejoramiento en nuestra vida no es verdadera devoción. Si rezamos a la Virgen y seguimos en nuestros pecados como antes, puede ser que nuestra devoción sea falsa. El verdadero devoto de nuestra Señora la imita.


          Y hay una tercera condición para que nuestra devoción a la Reina Celestial sea verdadera: demostrarle con acciones externas, pequeñas pero frecuentes, el gran amor que le tenemos. Por ejemplo: llevar siempre su medalla y besar la imagen de la Virgen al levantarse o al acostarse. Tener su estampa en el pupitre o mesa de trabajo para acordarse de Ella e invocarla. Colocar un bello cuadro de la Madre de Dios en nuestra habitación. Adornar las imágenes de la Virgen en el mes de mayo. Ofrecer por Ella alguna pequeña mortificación o alguna obra buena o una pequeña limosna los sábados o las fiestas marianas, etc. Narrar a otros los favores que María Auxiliadora ha hecho a sus devotos (la genuina devoción a la Virgen es contagiosa. Los que la aman le prenden a otros esta devoción). Repartir estampas o imágenes de nuestra Señora, etc. Ella nos dice: “SI TÚ HACES ALGO POR MÍ. YO HARÉ MUCHO POR TI”.

         Recordad siempre: en toda ocasión, en toda angustia, en toda necesidad hay que recurrir a María. Ella puede lo mismo que puede Dios, aunque lo puede de distinta manera. Dios cuando quiere algo lo hace. Y María cuando quiere algo lo pide a su Hijo que es Dios. Y Jesucristo que es el mejor hijo del mundo, nada le niega a su amadísima Madre. Por eso recurrir a María es señal segura de obtener todo lo que necesitamos.


         Estad seguros de que todas las gracias que pidáis a esta buena Madre os serán concedidas. PERO HAY TRES GRACIAS QUE OS RECOMIENDO PEDIRLE A ELLA TODOS LOS DÍAS, sin cansaros nunca de pedirle porque son importantísimas para vuestra salvación: 1.- Evitar siempre el pecado mortal y conservar la gracia de Dios. 2.- Huir siempre de toda amistad dañosa para el alma. 3.- Conservar siempre la bella virtud de la castidad. Para obtener estas tres gracias yo he recomendado muchas veces una novena que consiste en esto: Rezar cada día 3 Padrenuestros, 3 Ave Marías, 3 Gloria, y 3 Salves. Después de cada Gloria se dice: “Sea alabado y reverenciado en todo momento el Santísimo Sacramento. Y después de cada Salve se dice: “María Auxiliadora de los cristianos rogad por nosotros”.



         HAY DOS ALAS PARA VOLAR AL CIELO: la una es la Comunión frecuente, y la otra la devoción a la Santísima Virgen. Pedidle a Ella: Madre Santa haced que yo me enamore de vuestras virtudes. Madre Santa ayúdame a comulgar con el debido fervor. Ella os ama infinitamente más que todas las madres terrestres. Demostradle también vuestro amor llevando una vida santa, una conducta excelente.


          Y TERMINO CON UN CONSEJO QUE ES UN SECRETO PARA OBTENER ÉXITOS: Cuando necesitéis alguna gracia decid muchas veces: “MARÍA AUXILIADORA ROGAD POR NOSOTROS”. Decidlo cuando vais por la calle, cuando subís las escaleras, decidlo en la clase, en el dormitorio, por la mañana, por la noche, siempre. Cuando os vengan a visitar, o cuando escribáis a vuestros familiares decidles: -“DON BOSCO OS ASEGURA QUE SI NECESITAÍS ALGUNA GRACIA DIGAIS MUCHAS VECES “MARÍA AUXILIADORA, ROGAD POR NOSOTROS”, y QUE SERÉIS ESCUCHADOS”. Y que si alguno dice muchas veces con fe esta oración y la Virgen Poderosa no lo ayuda, me comuniquen a mi esta noticia, y yo inmediatamente escribiré a San Bernardo en el cielo, reclamándole que él cometió un grandísimo error cuando nos enseñó aquella oración que dice: “Acuérdate oh Madre Santa- que jamás se oyó decir- que alguno te haya invocado- sin tu auxilio recibir”… Sí, le escribiré una carta muy fuerte a ese Santo pidiéndole explicaciones. Pero estad seguros de que no necesitaré escribir esa carta. Bromas aparte, grabad en vuestra memoria esta bella oración: “María Auxiliadora, rogad por nosotros”, para repetirla en todas las tentaciones, en todos los peligros, en toda necesidad y siempre.



          Mirad, HACE CUARENTA AÑOS QUE VENGO REPITIENDO A LA GENTE QUE INVOQUE A LA MADRE DE DIOS Y QUE ELLA LOS AYUDARÁ. Y LES DIGO QUE SI ALGUNO REZA A LA VIRGEN Y ELLA NO LO AYUDA VENGA Y ME AVISE. Pero hasta ahora ni uno solo ha venido a decirme que perdió su tiempo rezándole a nuestra Señora. El mismo demonio ha tenido que retirarse, y ha fracasado, cuando las personas empiezan a ser devotas de la Madre de Dios y ha llegado a no poder hacerles cometer pecado mortal.

Tomado de El Ariete Católico