lunes, 8 de septiembre de 2014

INTERVENCIÓN DIVINA EN LAS CRISIS DE LA IGLESIA: (4a parte)

R. P. Arturo Vargas

San Sofronio


OTRAS CAUSAS DEL TRIUNFO DE LA HEREJÍA.

     Contribuyeron a este triunfo temporal de la herejía monotelita, el desafortunado fallo del Papa Honorio a favor de esta herejía entre otros los siguientes:

   La cobardía de la gran mayoría de los Obispos y clérigos, que aun convencidos de la herejía o traición de sus superiores jerárquicos, se abstuvieron de defender a la ortodoxia, por temor a las represalias de aquellos, o a la represión de las autoridades civiles que apoyaban la herejía. (Hace 54 años esto mismo se repitió todos los obispos del mundo aceptaron sin protestar, solo porque el Concilio Vaticano II lo dijo y los Papas traidores a su misión en la tierra claudicaron u ofrecieron su apoyo incondicional a la cloaca de las herejías como lo es el modernismo, dejaron sin defensa a la gran cantidad de sacerdotes que, también por su cobardía o temor a quedar fuera de esta Iglesia modernista decidieron callar o amoldarse consolándose tan solo con decir, “Si lo dice el Concilio y lo apoya el Papa, NO NOS QUEDA MAS QUE OBEDECER” aun yendo contra las enseñanzas de la Iglesia Católica Maestra de la Verdad y, en consecuencia, llevando a la feligresía por el camino equivocado sin importarles no solo la salvación de esas almas sino las suyas mismas. Fue aquí donde la Providencia Divina suscito en dos grandes Obispos el Santo celo por la defensa de la fe y la dignidad de la Iglesia; Monseñor Marcel Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer y con ellos a una pléyade de dignos sacerdotes de aquí y de allá que dedicaron sus vidas a esta misma defensa de la fe a costa de sus vidas que pasaron por grandes humillaciones, sufrimientos, desprecios y otras tantas cosas de las que el demonio se valió por medio de sus agentes incondicionales. A todos ellos mi respeto y admiración y Dios los tenga en su gloria.)

      La falta de fe religiosa y el egoísmo criminal utilitario de aquellos Obispos y sacerdotes, 
QUE POR VIVIR EN PAZ, POR NO METERSE EN LÍOS, POR CONSERVAR SUS PUESTOS Y SUS COMODIDADES O POR AMBICIÓN DE HACER CARRERA ECLESIÁSTICA 
TRAICIONARON A CRISTO.

     Prestando su apoyo a los jerarcas eclesiásticos, que estaban demoliendo a la Santa Iglesia y abstenerse de combatirlos, como era su santa obligación de estado, así como San Sofronio lo hizo con los Patriarcas de Alejandría, de Constantinopla, y otros Obispos herejes, y como lo han hecho otros ilustres Santos de la Iglesia Católica y clérigos celosos del cumplimiento de su deber, en crisis tan graves como la que estamos estudiando. 

    (La sintomatología, dirían los médicos, de lo definido en esta segunda parte se está repitiendo y no hay ciego que no quiera ver las señales son claras ya no respecto a la Iglesia modernista sino a la congregación fundada por Mons. Lefebvre, pues vemos una flojedad culpable, en algunos casos, de sacerdotes y fieles en cuanto a la fe, no decimos que no la tengan, sí la tienen, pero ¿donde están sus obras? Es decir, ¿dónde está el celo por la verdad que nace de la CARIDAD? Prefieren, además de lo dicho más arriba, “defender la fe y la dignidad de la Iglesia desde dentro de la congregación”. Mentira falaz y engañosa, trampa mortal y desastrosa, ¿acaso no les es claro lo que muchos Obispos y clérigos conciliares sufrieron y terminaron claudicando irremediablemente ante el modernismo? No es acaso, ¿su forma de razonar una presunción el pretender lo que ningún santo, en esta situación, se expuso sino al contrario huyó de esta presunción? Por desgracia volvemos a ver este mal ya no en tiempos de San Sofronio sino en nuestros tiempos, Padres ejemplares, Padres buenos, Padres que creíamos de sana doctrina, Padres que creíamos bien comprometidos con la VERDAD DIVINA, en esta hora tan trágica con tristeza, dolor, horror y gran decepción los vemos como han sido envueltos por la telaraña de la inercia y como niños asustadizos siempre temiendo y callando lo que no se debe silenciar nunca LA VERDAD y  han cerrado sus oídos a los dolientes y desgarradores clamores de la Santa Iglesia. Estimados hermanos quien esto escribe también estuvo en el estado en el cual están ustedes, también tuve mis grandes luchas, mis grandes noches de insomnio, mis resquemores, pero ante esta disyuntiva ante la cual me pusieron mis superiores, superiores vuestros ahora, tome la decisión de no seguir el camino a LA ROMA MODERNISTA aunque con “gran confianza en sí mismos, decían: “Pero no se ha firmado nada”, pero sin embargo veía como estaban y están destruyendo la obra de nuestro querido fundador y, a la verdad, para nada les importan los feligreses, perdón, si les importan mucho si se “amoldan” y caminan para donde ellos lo hacen, el modernismo).

     Por subterfugios que emplean quienes no quieren luchar diciendo: “HAY QUE PONERLO TODO EN MANOS DE DIOS” “HÁGASE LA VOLUNTAD DE DIOS” o “DIOS PROVEERÁ” mención hipócrita del Santo Nombre de Diosque, con frecuencia hacían y  ahora siguen haciendo los acomodaticios y los cobardes, para no comprometer su situación y su tranquilidad (Parece una extraña actitud de un modernismo o liberalismo nuevo y viejo a la vez que no se parece en nada, en apariencia, al abierto y descarado, pero es más peligroso que el anterior. ¿Serán estos los que San Ignacio menciona en su retiro espiritual cuando habla de los tres tipos binarios?) luchando por la defensa de la Iglesia y de la verdad revelada; sin querer percatarse de que si Dios Nuestro Señor hubiera querido HACERLO TODO, NO NOS HUBIERA DADO EL LIBRE ALBEDRÍO Y NO NOS HUBIERA IMPUESTO LA OBLIGACIÓN DE LUCHAR NOSOTROS MISMOS POR NUESTRA PROPIA SALVACIÓN. 

     Congruente con esto, la historia de la Santa Iglesia nos ha demostrado que los desastres temporales ocurridos a ésta han sucedido no solo a la acción de sus enemigos abiertos, sino principalmente a los actos perversos de los nuevos judas y a la complicidad o inactividad de los que permaneciendo fieles, se abstienen de luchar por la defensa de la Iglesia y de la ortodoxia católica, debido a los móviles egoístas y pecaminosos antes mencionados.
     Por otro lado, gracias a la asistencia divina, la Iglesia ha utilizado como regla general, a los Papas y Obispos para defenderse convocando a Concilios donde, con energía y resolución, han actuado para salvarla, derrotando a sus herejes y cómplices después de enconadas luchas. Y solo cuando excepcionalmente, por acción u omisión pecaminosa, los Papas y los concilios han faltado al cumplimiento de sus deberes, Cristo nuestro Redentor a salvado a su Santa Iglesia mediante la actividad de valerosos monjes, presbíteros o laicos, que en tales casos han recibido la ayuda divina y servido a Dios de instrumento para lograr el triunfo de la ortodoxia. (Estimado lector reflexiona y pon en tu corazón estas palabras porque en la actualidad se está presentando una situación providencia ya que los Papas actuales ESTÁN FALLANDO A SUS DEBERES DE ESTADO YA SEA DE ACCIÓN Y OMISIÓN QUE SON A TODAS LUCES PECAMINOSAS YA QUE EL FIN POR O PARA EL CUAL FUERON ELEGIDOS, QUE ES LA DEFENSA DE LA VERDAD, DE LA SANTA IGLESIA Y SALVACIÓN DE LAS ALMAS, POR DESGRACIA, NO LO ESTÁN CUMPLIENDO SINO AL CONTRARIO DELIBERADAMENTE Y EN COMPLICIDAD CON LOS HIJOS DE LAS TINIEBLAS ELLOS MISMOS ESTÁN COMBATIENDO LA VERDAD, DESTRUYENDO A LA IGLESIA Y CONDENANDO A LAS ALMAS.



     Si a esta Iglesia modernista te invitan a que formes parte huye de quienes te inviten ya sea abierta o sigilosamente, porque estos mismos son cómplices consientes de aquellos declarados enemigos encaramados en la autoridad o en la sede de Pedro).

     Después de la muerte de San Pedro, si analizas la historia eclesiástica, la Iglesia no nos enseña no uno sino muchos casos en los cuales Dios Nuestro Señor no haya intervenido, en las grandes crisis de la Iglesia, ya personalmente o por medio de sus ángeles para destruir por sí solo a sus enemigos y salvarla. 

Y cuando en algunos casos excepcionales, un milagro comprobado, demostró la intervención directa de Dios, esto siempre ocurrió para apoyar la actividad personal, el esfuerzo personal de aquellos clérigos o seglares defensores de la Iglesia, en la lucha que entablaron en contra de sus enemigos internos y externos. El Antiguo Testamento está lleno de ejemplos que demuestran lo dicho más arriba y aquel solo era figura del Nuevo Testamento. (Poner todos los ejemplos que las Sagradas Escrituras nos dan abrumaría al lector, pero bueno es que los lea. Solo mencionare dos sacados del segundo libro de los Macabeos: El martirio de Eleázaro doctor de la ley (Cap. VI, v, 18-28) y Martirio de los siete hermanos Macabeos y su madre (Cap. VII, v, 1 al 41). Pido de favor los lean y los mediten vienen, según el refrán, “como anillo al dedo”.)

     Por todo lo que se expuso que quede bien claro que si esos clérigos cobardes y acomodaticios, quieren que se “HAGA LA VOLUNTAD DE DIOS” deben comenzar por acatarla actuando en defensa de la verdad y de la Santa Iglesia como la Biblia y la historia lo demuestran que Dios lo quiere; lanzándose a dirigir esa santa lucha si tienen dotes de dirigentes, y si no lo tienen, secundando y apoyando a los que si lo tengan y se arrojen con energía y fervor a la santa cruzada.

Nuestra Señora del Carmen

Publicadas por Ariete Catolico